Como abogados especializados en Derecho Mercantil, una de las preguntas más frecuentes que recibimos en Capital Gestoría es: ¿cuándo se convierte en una obligación legal disolver una empresa? La respuesta no solo es relevante desde el punto de vista jurídico, sino también esencial para evitar que los administradores incurran en responsabilidades personales.
El artículo 363 de la Ley de Sociedades de Capital establece de forma clara las causas que obligan a disolver una sociedad. Entre ellas destacan:
- Que las pérdidas acumuladas reduzcan el patrimonio neto a menos de la mitad del capital social.
- Que la sociedad no pueda realizar su objeto social de forma evidente y prolongada.
- Que exista una paralización de los órganos sociales que impida el funcionamiento regular de la empresa.
- Que se alcance el término de duración previsto en los estatutos sin haberse prorrogado.
Estas situaciones no son meramente administrativas. Si los administradores no actúan con diligencia y no convocan junta general en el plazo de dos meses desde que se tiene conocimiento de la causa, pueden ser declarados responsables solidarios por las deudas contraídas desde ese momento.
Además, debemos tener en cuenta que la responsabilidad puede extenderse incluso más allá del ámbito civil, abarcando posibles implicaciones penales por administración desleal o alzamiento de bienes si se ocultan intencionadamente situaciones de insolvencia.
Por ello, es crucial realizar revisiones periódicas de la situación contable y patrimonial de la sociedad y estar bien asesorado legalmente.
¿Estás seguro de que tu empresa no incurre en alguna de estas causas? En Capital Gestoría podemos ayudarte a evaluar la situación de tu empresa y tomar decisiones jurídicas acertadas.
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